WAYSTED EP 1984 |
Waysted... qué gran
banda. Y qué poca suerte, para los mimbres que manejaban. Un
proyecto traído casi de los pelos, después de esa turbia historia
que su líder, Pete Way, mantuvo junto a Eddie “Fast” Clarke
(Motorhead) en ese supergrupo, que al final no lo fue tanto, llamado
Fastway. El entrañable Pete no estaba por la labor de quedarse en el
paro, después de su también turbia salida de UFO, y de este gran
superproyecto, y después de una temporada cubriendo las espaldas de
nada menos que Ozzy Osbourne, decidió que ya era hora de tomar la
responsabilidad de liderar una banda a la altura de sus inquietudes e
influencias musicales.
Para su primer trabajo,
“Vices”, se rodeó, en su mayoría, de conocidos músicos de
sesión (Frank Noon, Ronnie Kayfield), viejos compinches (Paul
Raymond), y nuevas sorpresas, como la incorporación de un galés de
voz rasposa, Fin More, un vocalista que iba a dar mucho que hablar al
lado de Way. El resultado: un disco de rock clásico, que bebía
mucho más de influencias como Faces que de la banda madre, UFO. Un
disco correcto, pero sin el “punch” suficiente para colarse en
las listas, en parte, por la mediocre producción a la que se vio
sometido.
Tras este trabajo, y
tras la renuncia de un peso pesado como Raymond a continuar en el
proyecto, Way se vio en la tesitura de volver a empezar de cero,
prácticamente, y conservando únicamente a Fin como vocalista, dio
entrada a otro viejo amigo, Andy Parker, a los parches, y a otro
nuevo fichaje, el jovencísimo Neil Shepherd, a las seis cuerdas. Un
tipo joven, pero ampliamente influenciado por sonidos como los que
Schenker o Chapman solían abastecer en UFO.
Y así surgió la idea
de este EP. Un trabajo corto, pero muy intenso, de buen rock’n’roll,
esta vez sí, muy influenciado por la banda madre, UFO.
Y no se puede empezar
mejor un disco. El puñetazo inicial que es “Won’t Get Out
Alive”, y sus apenas tres minutos de cera de la buena, te hacen
sospechar que esto es un trabajo muy serio. Recuerdo haber despertado
a una compañía entera, durante mi Servicio Militar, a las ocho de
la mañana, con esta canción a toda mecha. Pocas veces me he sentido
más satisfecho de mi faceta rockera. Velocidad y ferocidad a partes
iguales para empezar el viaje, no está nada mal. Y el solo de
Shepherd nos convence de que este chico es un fuera de serie.
Con “Price You Pay”,
nos empezamos a sumergir en la gran influencia de UFO en este
trabajo. Más que de UFO, de un tema suyo en concreto: “Too Hot To
Handle”, un de los clásicos. Si, amigos, ese tema al que Way tenía
un cariño especial. Tanto es así que, cuenta la leyenda, hubo que
sacarle del escenario en un concierto de la banda británica, después
de que el resto del grupo, y gran parte del público, se hubieran
marchado ya. Way, borracho perdido, seguía desgranando las notas de
esa canción él solo, en el escenario. Hubo que convencerle de que
era hora de irse a casa. Grande, Pete.
Pues sí, cualquiera que
conozca esta canción, comprobará que su tempo es exactamente el
mismo que el de “Price You Pay”. No seré yo quien critique eso.
Aquí, me van a perdonar, Parker es el rey. El sonido de su golpeo
sigue siendo de los más contundentes que se puedan encontrar en el
universo rockero. Y Shepherd, a lo suyo. Un solo final apoteósico,
de revolcón guitarrero, mientras Fin aúlla y grita como un poseso.
Temazo orgiástico.
Con “Rock Steady”
pasa casi lo mismo que con el anterior tema: base “Too Hot…”,
pero con otro formato, Una canción más standard, de himno y puño
en alto, con un riff muy definido.
La segunda parte del
disco ya comienza a ser otra cosa. Nos trasladamos a un terreno más
acústico, con “Hurt So Good”, una delicia de canción de
principio a fin. En este tema, Fin More se hace con el protagonismo,
y aunque su voz no pasará a la historia como una de las más
técnicas y melodiosas, creo que, para esta canción, es la
perfección en forma de vocalista. Nadie podría cantar ese tema como
él.
Y, para finalizar, el
tema más ambicioso del disco: “Cinderella Boys”. Un tempo
bluesy, para comenzar, en el que el atronador bajo de Way marca el
ritmo, y que se transforma, hacia la mitad de la canción, en un tema
más dinámico, en el que cualquiera podría jurar que es Paul
Chapman el que se encarga del solo. La historia de unos chavales
barriobajeros, influenciados por los duros de las películas de
Hollywood para sobrevivir en las calles. Way quizá sepa mucho del
asunto. Un fin de fiesta espectacular.
Casi veinticinco minutos
(ese es el único “pero” de este trabajo, su escasa duración),
de una banda que, en ese momento, podría haber sido una
superpotencia, si se le hubiera prestado la suficiente atención.
Giras con gigantes del tamaño de Iron Maiden intentaron aupar a los
chicos a la primera división, pero el invento seguía sin cuajar del
todo. Way tendría que dejar de beber, por un momento, y pararse a
pensar, de nuevo, en como hacer de este grupo algo grande, como
merecían.
Ritchie Moreno
1985 |
Vuelta a empezar para
Pete Way. Este hombre estaba condenado a reinventarse en sus
proyectos. Tras el relativo éxito del EP anterior, “Waysted”,
que a muchos, entre los que me incluyo, nos hizo frotarnos las manos
con una reencarnación de los mejores UFO, vino otra vez la debacle.
Andy Parker abandonó el proyecto, y Neil Shepherd, cuyos solos nos
habían deslumbrado en ese trabajo, decidió tomar caminos más
metálicos, y unirse a una nueva edición de los Tygers Of Pan Tang.
De nuevo, Way en solitario pero, eso sí, acompañado de su fiel
escudero, el vocalista Fin.
Way, en un momento de
lucidez, se diría en un momento: “para qué voy a buscar
sucedáneos, si puedo tener al original”. Y… voilá… consiguió
para su enésimo proyecto la colaboración de su viejo amigo de
fechorías y compinche en UFO, otro borrachín como él: el viejo
zorro de Paul Chapman. No sé si conoceis la historia del su
apelativo, “Tonka”. “Tonka” era la marca de unos coches y
camiones de juguete, de los años 70, conocidos también como los
“indestructibles”.
Pues bien, Paul “Tonka” Chapman era
también eso, indestructible… pero bebiendo. No me puedo imaginar
una gira de UFO en los primeros 80 con tres personajes de la calaña
de Way, Chapman y Mogg, dejando sin existencias las licorerías de
las ciudades donde tocaban. Impresionantes estos tres forajidos.
Pues, con la baza de
Chapman ya asegurada, era cuestión a agenciarse un golpeador a la
altura de las circunstancias. Y vaya si se consiguió: nada menos que
Jerry Shirley, el viejo bateador de bandas como Humble Pie, y que ya
había tocado con Pete Way en ese intento de superproyecto que fue
Fastway, con Eddie “Fast” Clarke, de Motorhead. El problema fue
que Shirley no pudo ser acreditado en este disco como miembro oficial
del grupo, por temas contractuales, justo lo que le ocurrió a Way
con Fastway en su día.
Pero… vayamos a la
música. Este disco no es tan crudo como lo fue el anterior trabajo.
Y tampoco está tan influenciado por los UFO más clásicos. Lo está,
y no en todos los temas, por los UFO de la época de Chapman. La
inicial “Hang’em’High” así nos lo avisa, o temas como “Land
That’s Lost The Love” o “Manuel”.
También ya va habiendo
concesiones a cierta comercialidad, como “Heaven Tonight”, un
tema que funcionó tan bien, que existe una revisión del mismo, no
tan cruda, en el posterior, y más AOR trabajo de la banda, “Save
Your Prayers”, con Danny Vaughn a las voces. “Hi Ho My Baby”
también da muestras de esa comercialidad, con un riff potente, pero
muy arropado por teclados, que hacen su aparición en este disco para
quedarse, definitivamente. “Rolling Out Of The Dice” es del mismo
estilo.
Incluso nos vamos a
encontrar con temas de rock’n’roll clásico, vieja escuela, de
manual, como “Dead On Your Legs”, o esa deliciosa revisión, y
homenaje, a Chuck Berry, llamada “Around and Around”, que cierra
este disco.
Un trabajo que pretendía
ser ambicioso, con más medios, pero que volvió a fallar
comercialmente. Había aún que pulir muchas cosas para conseguir el
éxito en los medios, y ello pasaba por renegar, en gran parte, del
sonido crudo y duro que a Way le gustaba, ese deje tan claramente
UFO, y un paso por la peluquería, como esa época demandaba en
muchos músicos. Empezaba a deshacerse el mito de una banda que, para
algunos de nosotros, son algo más que de culto. Eran los últimos de
la resistencia de un estilo que había predominado en el hard rock y
el metal durante una década.
Ritchie Moreno
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