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THE SWINGIN´ NECKBREAKERS desde mediados de los 90 son unas máquinas convulsivas de esas tres palabras que por separado no significan nada pero al unirlas lo son todo. Tres palabras para tres tipos, dos hermanos, John y Tom, de apellidos Jorgensen (batería y bajo respectivamente) y un guitarrista al que llaman "Sahggy" (está claro el porqué al verle) .
El trío se formó en New Jersey y debutaron con "Live For Buzz" en el 93 cuando Alice In Chains o Pearl Jam dominaban el patio rockero y abusaban de las bandas Hair. Los grupos peleones de Rock garajero como The Cynics, Lyres o The Swingin´ Neckbreakers no se dejaban intimidar por las huestes del Grunge, y lo único que les importaba que oliese a Seattle eran los discos de los Sonics.
Aunque muchas de las bandas de su tiempo y estilo practicaban un estilo garajero "Lo-Fi" mega sucio, estos tipos eran mucho más refinados en su manera de patear culos; hasta para eso había que tener clase. Quiero decir con esto que discos como "Shake Break!" son los primos robustos de los trabajos de los Fleshtones o The Woggles, aunque estos últimos estarían bastante cerca.
La portada del disco ya transmite Rock N Roll, Garaje e incluso Surf-Rock. Quitemos de la lista esto último, e incluso lo penúltimo; y digamos claramente que "Shake Break!" es una bomba de relojería rockanrolera que detona quince veces en total.
De las quince, hay siete proyectiles ajenos a la banda pertenecientes al circuito clásico del Rock entre las que destaca una corrosiva versión del "I Wanna Be Your Driver" del maestro Chuck Berry y "Brown-Eyed Girl" de los hermanos Fogerty.
Como buenos amantes de sonidos de mediados de los 60, también tienen un hueco para el Power Pop en la portentosa "Action Kid" que abre la cara B y la Flamin´Groovie setentera "You´re Gonna Make Me".
El resto, abrasivas composiciones que se embadurnan hasta el tuétano de Little Richards, pasándose por la piedra el catálogo completo de la serie "Peebles", los Sonics y demás luminarias del Northwest garajero americano, con salvajadas como "The Girl Can´t Help It" que harían levitar hasta tipos que llevan un siglo criando malvas.
El resto, abrasivas composiciones que se embadurnan hasta el tuétano de Little Richards, pasándose por la piedra el catálogo completo de la serie "Peebles", los Sonics y demás luminarias del Northwest garajero americano, con salvajadas como "The Girl Can´t Help It" que harían levitar hasta tipos que llevan un siglo criando malvas.
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