JUDAS PRIEST "Screaming For Vengeance" 30 Aniversario


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30 años ya. 1982... el año de Naranjito. Se dice pronto. La NWOBHM en plena eclosión: Maiden, Saxon, Leppard. Recuperándonos de todo lo que el punk supuso para bien y para mal. Solo algunos de los grandes permanecen: UFO, Sabbath, Motorhead y… Judas


Después de asentar (y bien asentadas) las bases de lo que se llamaría después Heavy Metal, con un álbum tan definitivo como “British Steel”, los de Birmingham se descuelgan con un álbum para el olvido: “Point Of Entry”. ¿Cómo es posible que parieran semejante mediocridad, después de liderar el renacimiento del hard con un trabajo como “British Steel”? Las dudas se instalan en la comunidad metalera.

Pero, amigos, si algo ha tenido Priest desde su nacimiento, es esa capacidad de reinventarse cuando todo parece perdido. Y de ese convencimiento nace esta obra maestra: 1982, el año de “Screaming For Vengeance”.

Secundados por su productor de confianza, Tom Allom, Halford y compañía destrozan las expectativas sacándose de la chistera el que puede haber sido el álbum definitivo del metal. Sí, amigos, en el diccionario, al lado de “heavy metal”, debería aparecer la portada de este disco.

Los abuelos machacan al resto de jóvenes promesas metaleras: Maiden y compañía no tienen nada que hacer contra esta demostración de poderío. Los auténticos Metal Gods siempre han estado ahí…. y lo que les quedaba.

Ahora nos llega esta edición 30 aniversario, con un sonido más depurado y algunos extras que, para mi gusto, podrían haber sido mejores.
Pero vamos al álbum.

La intro: “The Hellion”. ¿Alguna intro más definitiva en un disco de Metal? ¿Una manera mejor de empezar un concierto? No, absolutmente…. no.

“Electric Eye”: te vigilamos, amigo. El ojo siempre está, y estará allí. Halford te previene entre alaridos y voces susurrantes y amenazantes. ¿Un tema premonitorio?

“Riding On The Wind”: con los riffs característicos, marca de la casa. Un tema “British Steel”, pero bastante más depurado. Tipton y Downing afilando sus guitarras y atronando tus oídos por cada canal. La intro de Dave Holland, muy similar al “Rapid Fire”, otro de los sonidos característicos de la banda en esa época. Por cierto, en esta edición especial, ni una sola mención para el batería, que ya sabeis que entró en barrena después de su salida de Priest: supuestos escándalos con menores, encarcelamiento, y fallecimiento en 2004. Una pena para un batería que dotó a Priest de un sonido característico en los 80.


“Bloodstone”: el riff machacón y Halford llevando su voz a extremos inimaginables (sus mejores momentos en este disco estarían por llegar).
“(Take These) Chains” y “Pleasure and Pain”: quizá los temas menos intensos del disco, una especie de relax hasta que llegue el climax.

Y el climax llega con el título que da tema al disco: para mí, el tema que da nombre a un concepto como el de “heavy metal”. No concibo este movimiento sin acordarme de esta canción. Demoledora. Y con un hombre, Rob Halford, que sin lugar a dudas debe ser considerado con el “Metal God”. ¿Quién puede discutirlo después de escuchar este trallazo? Cuando llega el final del tema, con ese especie de “picado” que hacen las guitarras, no eres consciente de la experiencia que acabas de tener: la adrenalina, como si te hubieras tomado un cajón de Red Bull con Jack Daniels, y los pelos, para picar carne.

Después de ésta demostración de poder, es obligatorio bajar un poco el listón: “You’ve Got Another Thing Coming”, un tema con cierto gancho comercial a lo “Breaking The Law” o “Hot Rockin”, pero que no deja de tener ese regusto definitivamente Priest en la composición.

Y para terminar, “Fever” y “Devil’s Child”, dos temas que también pueden considerarse como un poco más bajos, si los comparamos con alguno de los temas que componen este disco.

Esta edición especial se completa con varios temas en directo en el CD, y con un DVD de una actuación del año 1983 en el US Festival que, la verdad, y al ser con luz diurna, desluce bastante lo que es la esencia de una actuación de Priest. Eso sí, la banda, pletórica de facultades, especialmente Halford, al que yo creo que nunca se le vio así de agresivo y demoledor.

Se que muchos de vosotros ya tendrán el disco desde hace años, y que muchos hace mucho tiempo que no lo han vuelto a poner. Esto es diferente, amigos. Aunque solo sea por el sonido, muy, pero que muy mejorado en esta versión, debeis haceros con esta joya intemporal, y volver a saborear algo que siempre ha estado ahí, pateando nuestros culos, y los de algunos advenedizos más que se han pasado a la causa gracias a este disco.
Nunca defraudan. Jamás. Bueno… ese “Nostradamus….

Ricardo Moreno "Ritchie"



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