NEW YORK DOLLS: "NEW YORK DOLLS" 1973


La reseña de un disco tiene que ser como un álbum de Punk Rock; rápida, al grano, contundente, redundante y muy directa. Olvídense de las fechas de las grabaciones, de si el productor era un puto cabrón, si el cantante fue un niño prodigio del piano a los cinco años o si la madre del batería tocaba el trombón en la banda del pueblo.

Podemos decir eso sí detalles importantes, como que la portada del debut de los Dolls es icónica y que va a servir de patrón a muchas bandas de Glam Metal y Sleazy Rock en los 80. Los Dolls demacrados y pintarrajeados servirán de modelo a los Poison , Mötley Crüe, Hanoi Rocks o Guns N Roses, los de verdad y sus copias; y también a los Chesterfield Kings que les rendirán homenaje en el brutal "Berlin Wall Of Sound". 

El comienzo del debut de los New York Dolls es incendiario; pianos haciendo la cobertura a la voz de un David Johansen que parece un híbrido maldito entre Jagger y Tyler de los Aerosmith, las guitarras son Rock & Roll hiriente, en algunos momentos parece que estamos en el  77, pero no amigos, el 73 aún no ha caído, Yes y Genesis se creen lo más pero quizás no saben que los Dolls han grabado un disco que comienza con "Personality Crisis" y que continua por el lado chungo de la vida con el Glam Rock de "Looking For A Kiss", escribiendo sin saberlo el prólogo del Sleazy Rock que nos volará la cabeza apartir del 87.

Un Gong suena através de los altavoces que vomitan "Vietnamese Baby" quizás mi tema favorito de los Dolls. Las guitarras de Thunders y Sylvain salivan rock tan vicioso como la letra que escupe Johansen mientras Johnny Rotten entre otros pillaban apuntes de como se cantaba Punk Rock desde algún sitio del Reino Unido.

Las baladas para los Dolls están muy lejos de lo que serán las baladas de sus hijos bastardos en la década siguiente. "Lonely Planet Boy" nos besa con cara de Jagger y nos achucha suavemente con la candidez oculta de Mark Bolan. Suena como si fuese un tema de Brian Jones caído del cielo para Thunders y cia.

REPUTOS DOLLS DE FIESTA HASTA LAS MIL 
El monstruo de Frankenstain entra en escena en otro número de Freak Rock a la Alice Cooper Group. Músculo, nervio e insano Rock N Roll saltan del tocata a nuestro jeto, un tema para apurar de un trago un litro de cerveza barata y creerse el puto amo del "CBGB".

Entramos en el ecuador del disco y "Trash" golpea hasta noquearnos. Un poco de Garaje Rock heredado de bandas oscuras y malditas de mediados de los 60 combina con Rock de los 50 como si fuese el cocktail mejor preparado de nuestra puta vida.

"Bad Girl" sube decibelios y mala hostia. Aquí Ramones, Television y The Replacements se han quedado con la copla, en los de Minneapolis nos hemos encontrado muchas veces esa entonación borracha que Westerberg le manga a Johansen por la cara para sus mejores canciones. 

"Subway Train" nos devuelve a los Stones más gamberros e irreverentes vía Dolls. Un tema nacido para romper moldes y que nos muestra a una banda que no estaba diseñada para ser el hype de su momento, quizá por eso, por esa falta de control algo se acabó escapando entre los dedos y los Dolls no lograron el éxito que por ejemplo Kiss si obtuvieron, obviamente no es lo mismo tener a Gene Simmons, un hombre que huele el verde de los dolares que a Johnny Thunders.

En 1973 nadie se acuerda de Bo Diddley ¿Nadie? Bueno sí, Flamin Groovies y New York Dolls. Los Dolls presentan sus respetos con una potente "Pills".

"Private World" es una vuelta al comienzo del disco, un "Personality Crisis" en el que participa el bajista Arthur Kane como compositor junto a Johansen, mientras que el cierre es para otro de los clásicos de la banda, "Jet Boy", una carnavalada rockanrolera que entre otras cosas le dió nombre a una buena banda de Glam Sleazy de la década de los 80.


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