DIRTY HONEY : 'DIRTY HONEY'

 Nos encontramos en unos tiempos en los que, a falta de propuestas verdaderamente macizas o sorprendentes, vamos tirando de revivals. Las bandas con un tufillo ligera o claramente vintage se multiplican, y ya va tocando filtrar un poco. Hay propuestas verdaderamente descaradas, como los chicos de Greta Van Zeppe… uy, perdón, Greta Van Fleet, y otras propuestas más frescas e innovadoras (si es que en este campo del revival se puede innovar), como Rival Sons. Dentro de estos últimos, salta a escena la banda de la que os voy a hablar, Dirty Honey.

Estos tipos llevan tres o cuatro años pululando por Los Ángeles, y en 2019 se descolgaron con un EP que tuvo cierta repercusión en los medios rockeros angelinos. La idea de estos chavales era convertirse en los nuevos Guns’n’Roses, tocando en sitios como Sunset Boulevard ante la friolera de 100 afortunados espectadores. Los de la discográfica Columbia se fijaron en ellos, y al poco tiempo, estaban ya haciendo bolos, e incluso abriendo para tipos como Slash (casualidad ¿?? no lo creo…). Ya habiendo cogido cuesta abajo, sin frenos, los bolos subieron de calibre, abriendo para tipos como Alter Bridge, The Who y, cómo no… Guns’n’Roses, en la gira del “Not In This Lifetime”.

Ya con un cierto prestigio bajo el brazo, se meten en el estudio  para engendrar lo que sería su primer larga duración, que vamos a despellejar aquí.

Antes de nada, revisar el estilo. Sí, amigos, no han inventado la rueda ni nada por el estilo. Las influencias son obvias: Guns’, Aerosmith… me atrevería a decir que son un caso parecido al de esa banda tan potente y efímera que fueron Silvertide: unos temas cortos, contundentes, y directos, pero de una pegada arrolladora. Éste es un caso parecido, los riffs de estos chavales están fabricados para que te taladren los oídos y el cerebro durante varios días.

Vamos al lío: el disco se abre con ese jitazo que está siendo “California Dreamin`”. Ese riff zeppelinesco, y esa estructura Black Crowes de los primeros tiempos, con ese tufillo Faces, sorprende de inicio. Nada de canción-intro… aquí vamos al turrón desde el primer momento.  De lo que se trata es de engancharte desde el minuto uno, y este tema lo hace. La verdad es que ponen el listón muy alto desde el principio. Para qué nos vamos a andar con gilipolleces.

La cosa sigue con el ritmo sincopado de “The Wire”, que a mí, particularmente, me suena un poco a los mejores grupos de la movida Seattle. Quiero decir, a lo más rockero de ese movimiento. 

El ritmo vacilón de “Tied Up” ya empieza a mostrar la devoción de estos tipos por bandas como Aerosmith. Este tema es hasta bailable… no desentonaría en una reunión, y el estribillo es de ésos que se te mete en la cabeza durante días enteros. 

Zeppelin vuelven a estar muy presentes en la siguiente, “Take My Hand”, de hecho, el vocalista, Marc Labelle, se permite ciertas licencias a lo Plant. Este tipo no es un vocalista de la hostia, pero sabe gestionar muy bien sus recursos, y resulta muy eficaz en los suyo. Los riffs a lo Page de John Notto, muy obvios. No lo esconde el amigo.

Entramos en territorio Guns con “Gypsy”, una canción que podría haber firmado Slash sin ningún problema. Hasta la afinación de la guitarra de Notto se parece a la del mulato. Oyendo este tema me viene a la cabeza lo bien que sonaría en alguno de los conciertos de Slash & The Conspirators, con la voz de Myles Kennedy. Uno de los highlights del disco, para mi gusto.

“No Warning” me suena otra vez a unos Black Crowes más electrificados de lo habitual. Estos chavales gestionan muy bien sus influencias y, aunque como he dicho, no las esconden (ni puta falta que hace), las llevan a su propio territorio, haciéndolas sonar frescas, y hasta actuales.

El plato fuerte, para un servidor, de esta jodida maravilla de disco es el espectacular “The Morning”. Llevo fusilando este tema durante semanas, me dá un buen rollo y una energía que hace tiempo que no me daba una canción. Aerosmith vuelve a estar presente, y me encantaría ver a Steven Tyler cantarla. A lo mejor algún día hay una oportunidad, no creo que le haya pasado desapercibida. Atentos al solo de Notto en ésta. Un pepinaco de canción.

El disco se cierra con “Another Last Time” que, la verdad, me deja un poco frío después de toda la pirotecnia anterior. Un medio tiempo para descansar después de tantas emociones.

Un disco muy, muy corto, que te deja con ganas de más, mucho más. Y lo dicho, chavalada, que no han inventado nada, pero coño, para pasar un jodido buen rato no nos vamos a poner demasiado exigentes. Cuando las cosas se hacen bien, y con pasión, el resultado es cojonudo. Y este disco es precisamente éso… cojonudo. 

Ahora toca ver cómo lo defienden en directo por aquí, si es que algún día se normaliza la situación de una puta vez, que ya hay mucha hambre acumulada.

Que Vds lo disfruten. Ya me contarán. 

Ritchie Moreno 




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